Por qué los políticos ya no sirven para nada

Porque ahora el mundo se ha hecho otra vez pequeño, como cuando se reunía toda la tribu para discutir sobre su futuro. La aldea global la llaman, está llegando para bien o para mal, y no todo van a ser inconvenientes en este nuevo mundo que se avecina. Sin duda las comunicaciones físicas han ayudado a hacer de este planeta más manejable y pequeño, pero han sido los nuevos canales de información -léase Internet- los que han permitido alcanzar una nueva consciencia colectiva, fruto de la libre asociación e intercambio, que nos convierte en masas poderosas y organizadas.

Porque... ¿Que hacen exáctamente los políticos? Al parecer -y no soy ningún experto- algunos gobiernan, otros critican a los que gobiernan. Eventualmente cambian de sitio y siguen con su trabajo. Puede parecer que los políticos están en su derecho de gobernarnos, al fin y al cabo, los hemos elegido nosotros; aunque el procedimiento que se utiliza para ello no esté del todo claro, supuestamente ellos nos representan y velan por nuestro bienestar.

Pero todo esto no es más que un lastre, herencia de tiempos peores en los que los seres humanos estábamos aislados unos de otros, atrapados por barreras físicas inquebrantables en nuestros ghettos físicos locales. Tal vez fué necesario, ya que no existían los medios necesarios para que pudiéramos decidir por nosotros mismos: el esfuerzo organizativo era insalvable; ahora las cosas han cambiado, podemos arbitrar nuestro futuro. No es necesario entrar en detalles técnicos, simplemente debemos ser nosotros quienes decidamos qué hacer con nuestra vida y nuestro planeta, en vez de delegar esa tarea en ladrones o incompetentes. Cuando alcancemos esa realidad política será cuando alcancemos la verdadera democracia; ahora mismo disfrutamos de un mero sucedáneo.

Naturalmente esto no puede hacerse de la noche a la mañana. Una cosa es que existan los medios a nuestro alcance para recuperar el control de nuestra vida, otra muy distinta es que vayamos a hacerlo. Todo depende de nosotros. Desde luego no van a ser los políticos los que nos devuelvan amablemente el cetro, acompañado de buenos consejos; tendremos que exigirlo y luchar por él, como siempre se ha luchado en la historia por los derechos y las libertades.