Lo dice un Ignacio López, un analista de mercados con quince años de experiencia, supongo que obligado moralmente a decir la verdad, harto de tanta mentira piadosa, tantas medias palabras y verdades encubiertas. Por supuesto, no es productivo causar el pánico en las masas, ya que las consecuencias pueden ser especialmente destructivas para el establishment, y obviamente están dispuestos a aguantar hasta el último momento en su posición privilegiada, para abandonar el barco justo antes de que se hunda.
Es evidente que el inevitable cambio no va a venir de arriba. Cualquiera con recursos e influencia hará lo más razonable: apropiarse por todos los medios del máximo posible de riqueza, para cuando llegue la hecatombe tener las espaldas cubiertas. Si queremos que la transición hacia el mundo que se avecina sea lo menos dolorosa posible, debemos tomar la iniciativa, reivindicar nuestro derecho a decidir sobre el futuro, y en resumen, ser artífices del mañana, para que sea nuestro.
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