lunes, 8 de junio de 2009

La utopía del gobierno directo

Hace ya mucho tiempo que no veo ideas nuevas en política. Tal vez sea porque no he buscado bastante, pero creo que las ideologías que se defienden hoy en día son las mismas -con muy pocas diferencias- que se defendían hace un siglo.

Básicamente existen dos bloques de pensamiento: el conservador y el liberal, la derecha y la izquierda, los carlistas y los isabelinos; los cambios más significativos de estos bloques, al menos hasta donde mi entendimiento alcanza, han sido un embellecimiento de la derecha hacia una imagen más bondadosa, pero manteniendo sus férreos principios; mientras la izquierda ha ido volviéndose más moderada, más tibia en sus aspiraciones.

Toda esta tendencia hacia la uniformidad de las opciones políticas (excepto casos puntuales de radicalismo de ambas tendencias y con la importante excepción de los nacionalismos) creo que se debe al estancamiento en las ideas filosófico-sociales durante décadas, embrutecimiento debido posiblemente a los desengaños sufridos por la desastrosa puesta en práctica de las utopías socialistas, y por otro de los contínuos descalabros del sistema capitalista.

Bueno, pues ahí va una idea nueva, o no tan nueva, según se mire. Lo más prescindible del actual sistema son sin duda alguna los políticos. Deben ser suprimidos en aras del bien común, y con ellos desaparecerán las diferenciaciones de colores y direcciones políticas. No necesitaremos representantes porque nos representaremos a nosotros mismos.

El parlamento se convertirá en un espacio virtual. Una sala donde todos los ciudadanos votarán a favor o en contra de las leyes. Esto ha sido impensable desde la época de las ciudades estado de la antigua Grecia, ahora la tecnología vuelve a convertirlo en posible. Las leyes que salieran de una cámara así reflejarían indiscutiblemente la voluntad del pueblo, su voluntad directa e irremplazable por la de ningún representante.

Por supuesto, alguien tendría que redactar las leyes. Mi propuesta es que esta tarea se llevara a cabo por una élite intelectual, elegida mediante un proceso científico -pruebas de conocimientos, exámenes- y preparada específicamente para su importante trabajo. Una vez elaboradas, tendrían que pasar por la cámara de los ciudadanos, donde serían aceptadas o rechazadas según la voluntad del pueblo, en la forma más pura posible de democracia.

Con el fin de agilizar el gobierno, sería interesante que estos legisladores profesionales hicieran su trabajo de forma pública y abierta, aceptando ideas y consejos de la ciudadanía a la hora de elaborar las leyes; de esta forma sería más probable que sus proyectos fueran aceptados posteriormente mediante el sufragio directo.

Esta es la idea general, en abstracto. Quedan muchos detalles al aire, pero creo que como idea fundamental es correcta. No estoy diciendo que sea posible, simplemente creo que es un buen objetivo a seguir, una buena propuesta para reflexionar y tener en cuenta. Tampoco estoy afirmando que sea una idea perfecta, en tanto que no creo en la perfección y pienso que el progreso, cuando se produce, se debe a un contínuo refinamiento de las ideas puestas en la práctica por las personas. Dicho de otro modo, estoy abierto a críticas y recomendaciones.

7 comentarios:

  1. En principio, detecto un problema inicial. Se trata de la manera en que está organizada la sociedad actual. En ella, las personas están distribuidas en clases sociales y la mayor parte de estas clases no disponen de los recursos (tiempo, información, concienciación...) necesarios para tomar de manera consciente y responsable decisiones trascendentales para todo el conjunto social.

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  2. Gracias por tu comentario, Anónimo; tienes mucha razón, de hecho, si la gran mayoría de la sociedad dispusiera de los recursos que comentas (tiempo, información, concienciación...) esta idea ya se habría llevado a cabo hace mucho tiempo.

    Primero son las ideas, luego el esfuerzo por conseguirlas; por último queda la capacidad de autocrítica y de cambio.

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  3. Tiene un problema, la clase politica no querra soltar el poder... Pasaría de ser el jefe a quedar en un segundo plano, y tendrian otro problema ¿Quien decidiria el sueldo de los politicos?

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  4. Gracias por comentar, Japs.

    El sueldo de los técnicos encargados de legislar se decidiría del mismo modo que todo lo demás: propuesta legislativa, ratificación popular. En cuanto a la forma de llegar a esta utopía... ¡estoy en ello!

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  5. Esta idea que comentas esta muy bien, aunq he de decirte que no es nueva. Lo que dices es muy muy parecido a una famosa ideologia: el Anarquismo

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  6. Es cierto, esta teoría está influenciada por el anarquismo, aunque pienso que sería más correcto hablar de Democracia participativa, ya que el anarquismo -según creo- está basado en el consenso y no en la voz de la mayoría.

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  7. En 2013 ya hay ejemplos prácticos que intentar convertir esa Utopía en realidad:

    http://senatia.com/info/about

    http://www.ahoratudecides.es/

    Un abrazo desde La Mancha.

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