martes, 1 de diciembre de 2009

Internet, estado policial

Leo con estupor la noticia de que el gobierno ha creado una comisión con el poder de cerrar webs sin la intervención de un juez. Esta policía cultural, respaldada por la muy querida ministra de cultura González-Sinde, según dicen en el País, tendrá la potestad de bloquear las páginas web que alojen o faciliten sin permiso enlaces de archivos sujetos a derechos como películas, canciones y videojuegos.

La Comisión de Propiedad Intelectual es el nombre del nuevo enjendro legal. Su función es protejer a la industria de la música, el cine y los videojuegos, en prejuicio de las libertades individuales y también de los creadores, ya que gracias a Internet pueden darse a conocer y aumentar sus ingresos.

No hace falta que diga que es un proyecto condenado al fracaso. Si se persiguen las webs de descarga, se buscará una tecnología que permita sortear el escollo. Los usuarios acabarán encontrando lo que buscan, y descargarán contenidos de forma gratuita, hasta que la industria espabile y presente una alternativa real.

Lo siento por las distribuidoras, de verdad. Siento mucho que se hayan convertido en una industria obsoleta, en parte por las nuevas tecnologías, pero también por su incapacidad de adaptarse al nuevo medio, al querer aferrarse a un pasado de astronómicos beneficios que ya nunca volverá.

Son como los vendedores de hielo en un mundo lleno de neveras.

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